Asà como el amor, las artes y el comercio allanaron fronteras por siglos y milenios, también las organizaciones criminales de diversos órdenes reinan hoy a sus anchas en la mayorÃa de las naciones europeas, en el continente africano y el Cercano Oriente.
La tesis me surge a raÃz del ciclón delictivo que arrasa ahora a la maternal Europa asà como lo que ocurrió en Pakistán para la celebración de la Pascua.
Como sabemos, las plagas criminales han creÃdo que disfrazarse de terroristas constituye un escudo legal y propagandÃstico para sus fechorÃas en el Viejo Continente y, de paso, en otras latitudes. De esta forma, aplastar las vidas de inocentes que se congregan en cafés, teatros, restaurantes y parques para festejar ocasiones arraigadas en la fe, como la Navidad, el Año Nuevo y la Pascua, por milagro transforman a los homicidas en profetas de alto rango.
La semana pasada, una peligrosa red de radicales que se presentan como islamistas rehicieron su buhardilla en Bruselas, en las cercanÃas de los edificios donde la economÃa, el comercio y las finanzas europeas y mundiales han establecido despachos. También se encuentran en ese vecindario una iglesia católica asà como centros de oración de otras creencias.
En noviembre, miembros del consorcio terrorista habÃan realizado una serie de asaltos y homicidios en ParÃs. El reducido número de actores en el terreno de las acciones subrayó una caracterÃstica central para seguir los andares de los asaltantes. En todo caso, los servicios de inteligencia de Israel y algunas naciones europeas descubrieron que la ola de crÃmenes fue decidida en Al Raqa, Siria, sede del Ejército Islámico y capital del Estado Islámico (EI).
Fue crÃtica la información obtenida por los servicios secretos aliados. Además de la serie de nuevos acontecimientos que se avecinaban con fecha, hora y lugar, otros datos precisos fueron recabados y entregados a las autoridades belgas. Sin embargo, los organismos secretos que cooperaban para la operación manifestaron su preocupación por los preparativos de los belgas, que eran lentos y erráticos y teatro de pugnas entre los integrantes.
Y asÃ, a la hora de las verdades, la respuesta belga a los atentados resultó un fiasco. Ocurrió lo que se anticipaba y con creces. Qué lástima.