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Commentary
La Nacin (Costa Rica)

La Encrucijada de la OEA

A pocos das para elegir al secretario general de la Organizacin de Estados Americanos (OEA), difcilmente podra encontrarse un ambiente de mayor indiferencia. Lo que normalmente sera una vorgine de actividad diplomtica, est convertido en un evento de bajsimo perfil, casi invisible. A este paso, con costo asistirn cancilleres. Hoy en da, la reaccin generalizada a la mera mencin del organismo, es un prolongado bostezo.

Esto constituye un indicio desalentador. De hecho, cuesta encontrar alguien, aunque debe haber por ah algn alma optimista sin remedio, que piense favorablemente de la OEA, de su rumbo actual y de su timonel. La relativa falta de inters en la eleccin ms bien sugiere que los potenciales lderes y los Estados miembros estiman sin remedio el problema y las inmensas dificultades que conllevara enderezar el rumbo.

De hecho, esa fue la lnea argumental, contundente y nada caritativa, del presidente ?scar Arias cuando dijo a la prensa que no le interesaba una postulacin a secretario general porque, segn un comunicado de Zapote, la OEA ?es una institucin muy dbil?.

Irrelevancia. La realidad es que la mayora de los actores y observadores del sistema interamericano, sin importar diferencias ideolgicas, parecen haber arribado a la conclusin de que la OEA est en riesgo de volverse irrelevante como el foro poltico preeminente del Hemisferio. De ah que ante la abulia generalizada, la reeleccin del chileno Jos Miguel Insulza en la Secretara General se ve casi segura.

Abundan ejemplos que corroboran la crisis que enfrenta la OEA. Desde un fuerte informe, ?Multilateralismo en las Amricas: Empecemos por arreglar la OEA?, rendido por el influyente senador Richard Lugar al Comit de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, hasta la decisin de los pases de la regin de crear un organismo competidor, de pomposo nombre, solo que con Cuba y sin Estados Unidos y Canad, corroboran la crisis.

Tambin se podran citar los llamados de influyentes medios a que se le corten los fondos, o los de analistas respetados pidiendo cerrarla. El punto bsico es que nadie, de ningn signo ?excepcin hecha de Hugo Chvez y su comparsa? siente que la entidad est cumpliendo su misin a cabalidad.

El autogol desde media cancha que la OEA se anot en Honduras al renunciar a la diplomacia justo en el momento en que esta ms se necesitaba, ha sido el ms evidente error. Pero esto se ha agravado por los dobles estndares seguidos por la OEA, bajo la errtica conduccin del secretario Insulza, y el evidente influjo de mayoras automticas con una agenda ideologizada y sin ninguna relacin con los principios bsicos del Sistema Interamericano. Serios problemas de violaciones a principios constitucionales se han dado en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, para citar unos casos que fueron convenientemente ignorados.

De hecho, tuvo que ser la Comisin Interamericana de Derechos Humanos la que, recientemente, viniese a denunciar las graves violaciones a los derechos humanos y constitucionales que se estn dando en Venezuela. ?Y cul fue la reaccin de Insulza cuando el Gobierno venezolano atac ferozmente a la Comisin por ese dictamen? Una respuesta timorata, alegando que no poda inmiscuirse en el trabajo de la Comisin, como si respaldarla con firmeza en su trabajo fuese una intromisin.

Dictadura de minoras. Es claro que parte de las limitaciones de la OEA provienen de su propia estructura, as como de la prctica de tomar las decisiones por ?consenso?, lo cual implica que en su Consejo Permanente impere la tirana de la minora, pues un solo pas puede impedir que se adopten decisiones.

Se adiciona a esta mixtura la espesa burocracia de la Organizacin. Aqu Insulza tiene una enorme cuota de responsabilidad. Una accin decidida logr reducir el nmero de funcionarios y racionalizar los salarios de los altos mandos en el 2004. Pero entre 2005 y 2008, Insulza destruy ese avance: no solo aument la planilla una cuarta parte, sino que, adems, restituy los salarios exagerados para los jerarcas, todo ello a un costo adicional de ms de $15 millones anuales.

La consecuencia es que la OEA enfrenta un dficit exorbitante este a?o, y si no logra aumentar significativamente las cuotas (difcil ante semejante derroche), o encontrar un to dadivoso, Insulza tendr que recurrir a despidos masivos.

En las actuales circunstancias hemisfricas, la OEA sigue siendo una institucin necesaria. Hay que destacar el trabajo de su sistema de derechos humanos y de rganos como CICAD y CICTE para la cooperacin en la lucha contra el narcotrfico y el crimen organizado, que s sirven. Por eso mismo, urge sacar a la institucin del foso en que la han metido sus desaciertos, lograr que vuelva a ser capaz de accin diplomtica relevante, fortalecer sus rganos eficientes y poner en raya a los que son peso muerto. Pero eso implicara corregir el rumbo de inmediato, lo cual resultara remoto esperar de Insulza. Esperemos que esta vez los Estados miembros tomen decisiones basadas en el inters hemisfrico y acten cuando todava asoma algn espacio de accin depuradora.