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Commentary
La Nacin (Costa Rica)

Una Politica Titubeante

Dados los retos que el presidente Barack Obama enfrenta en Afganistn, Pakistn, Irn, Iraq, Corea del Norte, y China, entre otros, que haya descuidado Latinoamrica es difcilmente sorprendente. Sin embargo, ha cometido varios errores no forzados, particularmente en Honduras, y su desempe?o relativamente dbil ha generado inquietudes sobre el disminuido papel de los Estados Unidos en la regin. Su poltica latinoamericana ha tenido cuatro diferentes giros. El primero consisti en lo que podra denominarse diplomacia Sally Field (?te caigo bien!?), maravillndose sobre su popularidad en la regin mientras trataba de ser simptico tanto con los Gobiernos amigos como con los conflictivos. La administracin observ impasible como Hugo Chvez segua demoliendo las instituciones democrticas en Venezuela. El Washington Post editorializ, en mayo, que ?Esta quiz sea la primera vez que los Estados Unidos ha mirado en silencio la destruccin sistemtica de una democracia latinoamericana?.

Actitud hacia Cuba. Una actitud similar tuvo hacia la dictadura cubana. Antes de la ?Cumbre de las Amricas? en Trinidad y Tobago, la Casa Blanca suaviz las sanciones de los Estados Unidos contra Cuba ?sin conseguir nada sustantivo a cambio?. En la cumbre, Obama declar que deseaba ?un nuevo comienzo con Cuba? y subray la necesidad de ir ms all de los ?desacuerdos pasados? y los ?debates viejos para crear una nueva alianza de las Amricas?. Si crea que su encanto personal y garantas de buena voluntad seran suficientes para influir en Chvez y los hermanos Castro, estaba equivocado. Chvez sigue consolidando un rgimen autoritario en casa y fomentando inestabilidad en otros pases, como siempre. En noviembre Human Rights Watch inform de que la ?maquinaria? represiva de Cuba sigue ?firmemente implantada y totalmente activa?.

En los meses iniciales de su administracin, Obama perdi una oportunidad dorada. Podra, y debera, haber usado su enorme popularidad para fortalecer el liderazgo hemisfrico de los Estados Unidos. En cambio, manifest que dejara las controversias regionales a la Organizacin de los Estados Americanos (OEA). Lamentablemente, esta ha perdido credibilidad y devenido cada vez ms irrelevante, por la deficiente conduccin del secretario general Jos Miguel Insulza, la influencia corruptora de Hugo Chvez y deficiencias estructurales que conducen a la parlisis operativa.

El caso de la OEA. La imprudencia de Obama al apostar todo a la OEA, se evidenci durante el segundo giro de su poltica latinoamericana, tras la expulsin en junio del presidente hondure?o Manuel Zelaya, el aliado de Chvez que cometi violaciones constitucionales tratando de perpetuarse en el poder. Washington se uni de inmediato a Insulza y otros lderes regionales para denunciar esa remocin como un golpe militar, y posteriormente impuso sanciones y anunci que su reconocimiento de las elecciones hondure?as del 29 de noviembre dependera del restablecimiento de Zelaya.

Pero la firmeza del gobierno interino hondure?o y un informe del Servicio de Investigacin Legal del Congreso estadounidense, que debilit internamente el reclamo de la Casa Blanca de que dicho gobierno era ?golpista?, llev a la administracin en Washingtona su tercer giro en la poltica hacia Latinoamrica. A finales de octubre, funcionarios estadounidenses ayudaron a ultimar un trato para establecer un gobierno de ?unidad? provisional en Tegucigalpa y permitir al Congreso hondure?o determinar el destino de Zelaya. Asimismo, los enviados estadounidenses se comprometieron a aceptar la legitimidad de las elecciones que se realizaran en noviembre. Al modificar su postura sobre Honduras, la administracin evidenci que estaba adoptando una visin ms pragmtica sobre la crisis, y quizs sobre toda la regin. Aunque fue una decisin tarda, el presidente Obama y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, merecen crdito por modificar el rumbo.

Valenzuela y Zelaya. La confirmacin de Arturo Valenzuela como subsecretario de Estado para Asuntos Hemisfricos marc el comienzo del cuarto giro en la poltica de Obama hacia Latinoamrica. Dicho nombramiento, bloqueado durante meses por el senador Jim DeMint y algunos de sus colegas republicanos, molestos por el manejo de la crisis hondure?a, el Senado finalmente dio su confirmacin el 5 de noviembre. A esta altura, la repercusin de su nombramiento es incierta y sus declaraciones, cuando el Congreso hondure?o vot, 111 a 14, contra restaurar a Zelaya, no fueron nada alentadoras. ?Estamos decepcionados por esta decisin ya que Estados Unidos esperaba que el Congreso aprobara su retorno?, dijo Valenzuela. Pero despus de todo lo ocurrido, ?cmo podra esperarse que Zelaya volviese, como si nada ocurri, a la Presidencia? Adems, antes de la votacin de los legisladores hondure?os, Zelaya haba rehusado una eventual restitucin por el congreso, para no validar el ?golpe?.

El presidente Obama merece crdito por cambiar su posicin sobre Honduras, ayudar a Mxico en la guerra contra los carteles del narcotrfico y por ampliar la cooperacin militar con Colombia. Pero no ha logrado que la mayora demcrata del Congreso apruebe los TLC con Colombia y Panam. Por otro lado, su descuido de la regin y variados errores de clculo han debilitado la influencia de los Estados Unidos y creado un peligroso vaco de liderazgo que est siendo llenado por Chvez y sus aliados, incluyendo Irn y Rusia. Si Obama realmente quiere construir ?una nueva alianza de las Amricas?, no debera desperdiciar ni un segundo ms.