El 14 de julio ltimo, el fiscal guatemalteco Juan Carlos Martnez fue asesinado cuando se diriga a su domicilio en un barrio residencial de la capital. Las sospechas inmediatamente recayeron sobre las bandas de narcotraficantes que estn sembrando el caos en Guatemala y las naciones vecinas. Tal como lo consign la prensa, Martnez lideraba la investigacin del homicidio de tres congresistas salvadore?os, miembros del partido oficialista Arena, ocurrido el a?o pasado en Guatemala. A raz de la muerte de Martnez, el presidente de El Salvador, Antonio Saca, manifest: ?Estamos hablando de las grandes ligas, de poderosos carteles de la droga que hacen todo lo posible para ocultar del pblico la verdad de sus acciones criminales?.
Vasto imperio. El asesinato de Martnez constituy un lamentable recordatorio de las vastas proporciones alcanzadas por el crimen en Latinoamrica, manifiestas en Centroamrica, especialmente en Guatemala, El Salvador y Honduras. Valga se?alar que este flagelo socava el desarrollo social y econmico de la regin.
Amrica Latina, en a?os recientes, ha tenido un marcado crecimiento gracias al alza en los mercados internacionales junto con polticas econmicas prudentes. Incluso, numerosas publicaciones especializadas han afirmado que gracias a este panorama de estabilidad y pujanza, las economas latinoamericanas se muestran hoy menos vulnerables a las fluctuaciones del mercado estadounidense que en el pasado. Esta es una excelente noticia de cara a la recesin que amenaza a Estados Unidos.
Los costos del crimen. Sin embargo, ms all de los logros econmicos y sociales obtenidos en a?os recientes, es innegable que el crimen y la violencia constituyen obstculos alarmantes para la prosperidad de Latinoamrica, empezando por el impacto negativo que tienen en el clima de la inversin. En un estudio de octubre de 2006, el Banco Mundial destac que el costo econmico asociado con el crimen y la violencia en Amrica Latina equivala al 14,2% del PIB regional. En trminos de capital humano, el 1,9% del PIB se ha perdido as cada a?o, monto equivalente al gasto entero de la zona en educacin primaria. Como fruto de la escalada violenta del crimen, en los ltimos 15 a?os la acumulacin neta de capital humano en la regin se ha reducido a la mitad.
A este respecto, tambin en octubre del 2006, el New York Times dio a conocer otro informe del Banco Mundial, el cual puntualiz que ?si en Brasil la tasa de homicidios a inicios de los a?os 90 hubiera sido tan baja como la de Costa Rica, pas que posee una de las tasas ms bajas en la regin ?una sexta parte de la brasile?a ?, el ingreso per cpita brasile?o habra engrosado $200 adicionales, y el PIB, a su vez, ganado entre un 3,2% y un 8,4% ms hacia finales de esa dcada?.
Sobre estos temas. Lorraine Orlandi escribi en la edicin de oto?o de la revista Americas Quarterly : ?A travs de Latinoamrica, altos presupuestos de seguridad ahora forman parte del costo de hacer negocios. Datos suplidos por asesores privados de seguridad en Mxico se?alan que tales presupuestos oscilan entre un 3% y un 6% de los gastos totales de las compa?as.? Asimismo, Orlandi enfatiz que el crimen ha perjudicado seriamente a Guatemala y El Salvador. ?En Guatemala el costo de la violencia durante el 2005 ascendi a $2.400 millones, o sea el 7,3% del PIB?, se?al Orlandi, citando un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. De igual manera, constat que ?ese monto fue ms del doble de los da?os causados por el huracn Stan en ese mismo a?o, y el doble de los presupuestos combinados de salud, educacin y agricultura para el 2006. En este sentido, un estudio del Banco Mundial en el 2000 destac que el nmero de muertes violentas en El Salvador igualaba al de las vctimas de la guerra civil en su etapa ms cruenta?.
El gran desafo. En mucho, la violencia en Centroamrica se origina en las bandas juveniles ?o maras? y los carteles de las drogas, con el agravante de haber adquirido ambas carcter transnacional. Sin duda, iniciativas para mejorar las condiciones de vida derivadas de la pobreza suelen tener un impacto importante en las tasas delictivas, pero tambin es innegable que mtodos policiales innovadores, mejoras de la seguridad ciudadana y mayor efectividad judicial constituyen factores claves para combatir el crimen.
Esta es una agenda impostergable para nuestros pases que miran desconsolados cmo las grandes urbes latinoamericanas se convierten en feudos delictivos.
Sin embargo, no es dable ignorar que una lucha inteligente y resuelta contra el imperio del crimen podra tener grandes posibilidades de xito.