Al resumir los resultados financieros del último trimestre, la lÃder del Partido Demócrata, Hillary Clinton, recaudó $28 millones y el aspirante republicano, Ben Carson, obtuvo de sus simpatizantes $20 millones.
Desde luego, hay pretendientes de garra en ambos partidos con vastas contribuciones, pero no son de primera lÃnea.
Dos observaciones: la primera es que Hillary trae consigo una nómina de probados financistas y Ben, aunque con brÃos, es nuevo en esta jornada. La segunda es la experimentada maquinaria demócrata de Hillary, hasta no hace mucho senadora y secretaria de Estado, y ahora va en otro intento por capturar la Casa Blanca.
Carson es relativamente nuevo, pero no dudamos que la experiencia será provechosa y quizás logre elegirse. Pero todavÃa falta un trecho clave: ganar las primarias para las elecciones de noviembre del 2016.
Sin embargo, no es dable minimizar que Carson sea un afamado neurocirujano negro que, antes de su retiro, encabezaba la nómina de celebridades médicas en el centro hospitalario y universitario de Johns Hopkins.
Su figura ha sido sumamente popular en cÃrculos universitarios, organizaciones cÃvicas, la televisión y la prensa. Sin embargo, ante todo, para sobrevivir la campaña y su futuro, deberá limpiar su retórica de afirmaciones ofensivas y populistas sin asidero.
Lo más distintivo es, quizás, su origen humilde y el papel de su madre, abandonada por su esposo, en la crianza y educación del hoy postulante presidencial. La modesta vivienda donde vivÃan formaba parte de los barrios marginados de Detroit.
En ese ambiente creció Ben, bajo la guÃa y disciplina de su madre. Desde muy temprano, ella lo educó en materias elementales y la lectura constante. No habÃa tiempo para perder con las pandillas del barrio. Leer se convirtió asà en el centro del universo del niño. La madre regresaba del trabajo y calificaba la tarea diaria. Ahà no cabÃan excusas.
Carson relata cómo sus lecturas suscitaron en él deseos de convertirse en un personaje importante. Este ideal motivó sus estudios superiores. Sus logros abrieron la puerta a becas y universidades famosas, una brillante carrera como neurocirujano infantil y múltiples distinciones.
El relato no termina ahÃ. Su madre no sabÃa leer ni escribir cuando empezó a educar a sus hijos. Tiempo después se inscribió en una universidad donde obtuvo una maestrÃa en educación.
Conocimos, junto con algunos amigos costarricenses, al Dr. Carson en el Desayuno Nacional de Oración celebrado en noviembre de 1997 en Washington.
Su historia me causó una positiva impresión y me dije que eventualmente merecerÃa la presidencia de su paÃs, ojalá con su madre como principal asesora.