Dilma Rousseff, la simpática presidenta de Brasil, ha sido degradada por las turbas callejeras de su paÃs. Y asÃ, en el estado de ebriedad fomentado por sus enemigos, una de las más diestras figuras polÃticas del hemisferio fue despachada al cadalso populachero.
El proceso en su contra todavÃa transita entre la Cámara de Representantes y el Senado. Y al detallar los haberes y desgracias de la señora, nos encontramos con la posibilidad de otra gestión presidencial de Dilma acosada por el fantasma siniestro de la inflación y la recesión ya sentada en la sala de la casa.
Valga señalar que su antecesor, el popular Lula da Silva, contó con una estela de buenos aires económicos, pero que apenitas sobraron para la primera ronda presidencial de su pupila Dilma. Reelegida para un segundo periodo, las durezas de antaño se desataron contra la pobre presidenta.
El trasfondo actual tampoco es placentero. La producción cuesta abajo, los precios internacionales de los productos de exportación haciendo estragos en los bolsillos de los más necesitados y, en general, de los trabajadores y la clase media.
El elemento crucial han sido las conjuras de un racimo de legisladores con polÃticos de tercera categorÃa quienes, una vez en la fiesta, terminaron asestando la estocada mortal a la mandataria. Asimismo, de este vértigo emergió Lula, el gran lÃder de antaño, ahora embarrado por sus arreglos extrajudiciales con Dilma que le permitieron un campito en el gabinete para protegerlo de acabar tras las rejas.
El fin de semana, Dilma fue impeached por la Cámara de Representantes. La impugnación pasa ahora al Senado, donde los expertos no esperan sorpresas. El Senado habrÃa de bendecir la impugnación y, a ese punto, si los sobresaltos asoman, Dilma deberÃa hacer maletas para una vacación temporal.
Una acusación contra la presidenta, quizás la más grave, consistirÃa en manejos ilegales en el texto presupuestario para ocultar el déficit del Gobierno. De toda forma, la resolución de los temas y las excepciones formuladas se dará el mes entrante. Y aquà es cuando las cosas se tornan particularmente complejas. ¿Y los juegos olÃmpicos? En cualquier eventualidad, el remedio máximo es irse temporalmente a la playa.
Queda flotando una duda. ¿Qué ocurrirÃa si la petición de impeachment contra Dilma es denegada? Es decir, la impugnación para el cargo quedarÃa en blanco. Pero, en esas circunstancias, ¿alguno de los quebrantos alegados podrÃa motivar una causa independiente contra Dilma?